Si me dices que si, piénsalo dos veces;
puede que te convenga decirme que no.
Si me dices que no
puede que te equivoques;
yo me daré a la tarea de que me digas que si.
Si me dices que no
dejare de soñar y me volveré una idiota,
mejor dime que no y dame ese si como un cuenta gotas.
Dime que no, pensando en un si
Dime que no, y deja la puerta abierta.
Dime que no y me tendrás
pensando todo el día en ti, planeando una
estrategia para un si.